jueves, 29 de julio de 2010

VESTIDOS NUEVOS


De “El cántaro fresco” de Juana de Ibarbouru

Creo a veces que las plantas son como las mujeres:
les gusta cambiar de traje.
Por eso en Otoño arrojan al suelo todas sus hojas amarillas
y en Primavera se cubren de brotes brillantes.
¡Es que, de veras, es tan lindo ponerse un vestido nuevo!
Y las acacias se adornan de moños blancos,
los aromas de lunares de oro, los plátanos de borlitas verdes
y los miosotis, como "Piel de Asno",
le piden al hada de las flores un vestido hecho de cielo.
¡Hasta los cardos, tan ásperos, sienten despertar su coquetería
y se prenden entre las duras greñas un penacho azul!
¡Me río yo de los botánicos que quieren explicar gravemente
los fenómenos de la florescencia y de la vegetación!
¡Si al brotar y al florecer
las plantas no obedecen a otro impulso
más que al deseo de ponerse un bonito vestido nuevo!
Por eso, también, crecen con preferencia en torno
de las acequias, de los estanques, de los arroyuelos:
para tener un espejo en que mirarse.
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